Otros idiomas/ Other languages

domingo, 15 de abril de 2018

Sonidos de pueblo: La guitarra de Telesforo Carrera

A veces el tiempo se para e incluso empieza a dar marcha atrás con el olor de un perfume, el sabor de una comida o el sonido de una canción que nos traslada en un instante a aquel momento especial que permanecía bajo el polvo del tiempo. Ese genuino sonido es el que os trasladará hoy a aquellos años en que se escuchaban las cuerdas de la guitarra de Pepe Loreto, el quejío de Juan Cruz Rueda o los sones de las clases de guitarra de Telesforo Carrera.
 Hoy dedicamos la entrada a este hombre por el que pasaron tantos cucos que quisieron aprender a tocar el bello instrumento de torneadas formas. Ese tan de nuestra tierra que despierta las pasiones y consigue sacarnos una lágrima cuando estamos lejos de estos lares. De ello era todo un maestro Telesforo.
Hoy podemos encontrar algunas de sus fotos en el bar que regentó su familia y aún hoy lo sigue regentando uno de ellos, los Carrera y el Bar Central.
En una foto mítica en nuestro pueblo, Telesforo Carrera con su guitarra, mientras hacía vibrar sus cuerdas con aquellos sones de antaño. 
Angel Bello de pie y Telesforo Carrera en la puerta del Bar Central
En la puerta se pueden ver entre otros jóvenes a Eduardo Naranjo, y sentados a Pepe Carrera, Telesforo Carrera leyendo el periódico y Bravo.
En el homenaje del querido maestro D. Ramón Marín, en la puerta del central junto a muchos de sus alumnos está Telesforo Carrera el primero por arriba a la derecha.

Tan grande fue la sombra de este guitarrista en Peñaflor que el propio cantaor y compositor Juan Cruz Rueda, en su libro "Cantares de Sangre" le dedica unas letras en forma de Milonga:
I
Murió mi amigo Telesforo
a Peñaflor se le ha roto el alma
guitarrista de propio estilo
y andaluz de recia estampa.
II
Tocaor de nacimiento
no le atraían los aplausos
ni con la gloria soñaba
él vivía a su manera
sin que nada le importara.
III
Desarrapado en su forma
con andaluza nostalgia
pasaba noches enteras
acariciando su sonata.
IV
Cuando le ofrecían dinero
porque a alguien acompañara
con orgullo desdén
el maestro contestaba....

(Recitado)
Mi toque no tiene precio
ni yo necesito nada
por eso no tuvo nombre
ni en sus tristes madrugadas
que se marchó para siempre
y callaron las guitarras
y lloraron los poetas
y voces acongojada
aclamaban por las calles
si no lo escuchó no sabe nada
porque no nacerá otro
que haga estremecer el alma
eran cien generaciones
tocando en una guitarra
que se apagó para siempre
dejando una estela amarga.

Que en el día de su entierro
cuatro sombras fantasmales
iban siguiendo el cortejo
Pepe Cova, Carlos Almedo
el Niño de la Huerta
y José Rueda, mi abuelo.

Una simbólica llave
de rubíes pa el maestro
que enteraron en su tumba
y suspirando se fueron.

Para muestra os dejo un vídeo didáctico con tabletura de milonga. Un bello toque de guitarra que nos llevará a aquel lugar y aquel momento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario